CASTILLO INTERIOR O LAS MORADAS 5


Continuamos con nuestras conversaciones sobre Las Moradas de santa Teresa. Hoy nos tocan las quintas moradas. Apasionantes y muy aleccionadoras.

Hortensia: Hola, ya estamos aquí otra vez.

José Mª: Adelante, Hortensia. ¿Qué nos dices hoy?

H: Seguimos con las quintas moradas que tienen cuatro capítulos. Santa Teresa empieza diciendo que no hay comparación para expresar los regalos que hay en la oración, está hablando de oración de unión. “Ni las comparaciones pueden servir de declararlo, porque son muy bajas las cosas de la tierra para este fin”[1]. Concluye el párrafo diciendo que su intención es explicarlo para que las almas no sean engañadas.

“Alto a pedir al Señor, que, pues en alguna manera podemos gozar del cielo en la tierra, que nos dé su favor para que no quede por nuestra culpa, y nos muestre el camino, y dé fuerzas al alma para cavar hasta hallar este tesoro escondido”[2]. Santa Teresa nos anima a pedir a Dios grandes cosas, no pone tasa, contrario a esa manera equívoca de entender la humildad que pone la autoestima por el suelo. “Dije fuerzas en el alma porque no hacen falta las del cuerpo a quien Dios nuestro Señor no las da”[3].

Compara estos regalos con “una muerte sabrosa, un arrancamiento del alma de todas las operaciones que puede tener estando en el cuerpo”[4]. Como que el alma se aparta del cuerpo, aunque no llega esto a suceder porque la separación del alma y el cuerpo es la muerte. Pero estas almas experimentan algo que solo se puede comparar con la muerte, y en este caso sabrosa.

JM: Desde el punto de vista platónico, parece que existe una atracción de lo divino, de la deidad que te atrae y un impulso tuyo para subir para arriba. O sea, existen dos fuerzas, una de atracción de Dios, que es la que te absorbe, y tu estudio, el cultivarte, lo que hace es impulsarte hacia arriba.

H: Pero esto es distinto, santa Teresa dice bien claro que es una gracia de Dios, es un regalo de Dios, el alma puede prepararse con la oración, con la penitencia, con la ascesis, pero Dios lo da a quien quiere.

JM: ¿Qué es la ascesis?

H: La ascesis es el actuar en contra de las malas inclinaciones, para dominar tus pasiones. Ascesis es agere contra, actuar en contra.

Más adelante dice que esto no es cosa soñada como en las moradas pasadas. Vuelve a las moradas de antes en que el alma queda dudosa de qué fue aquello. Aquí no hay que dudar, ya sabe que es de Dios y le da una seguridad muy grande. Y “no puede el demonio entrar ni hacer ningún daño, porque está su Majestad tan junto y unido con la esencia del alma, que no osará llegar “[5].

Si tú ya has leído las moradas quintas, luego más adelante sí que dice lo que el alma puede hacer, exhorta al alma a que no deje la oración. Es un poco contradictorio, pero creo que es en realidad porque es un misterio, no se puede explicar al cien por cien, esto no son ciencias exactas. Y Dios da su gracia a quien quiere y cuando quiere. Escribe sobre las gracias místicas para que el alma reconozca en qué estado está.

JM: Cuando habla del demonio es como cuando habla de las sabandijas, los malos pensamientos.

H: Cuando habla de las sabandijas es una comparación, pero cuando habla del demonio habla del demonio real, lo otro es una imagen, cuando habla de las mariposas, del castillo, todos son metáforas. Pero el demonio no es una metáfora.

Entonces dice que aquí el demonio no puede hacer ningún daño, que el alma queda con grandes ganancias porque es Dios quien obra en ella.

Luego hace una digresión, habla de los buenos letrados, que son personas de oración, son virtuosas, que nunca se espantan de las grandezas de Dios, aunque no las hayan experimentado. Y dice que la tienen asustada los medioletrados espantadizos que no creen que Dios pueda dar estas cosas, como no las experimentan y ella dice que no, que creamos que esas cosas se pueden dar. Entonces ella habla de esto, como no las experimentan no creen que nadie las experimente. “Creed de Dios mucho más y más”[6]. O sea, que Dios puede hacer todo lo que quiera, aunque no lo experimentéis, creed de Dios lo que sea, “con simpleza de corazón y humildad servir a su Majestad y alabarle por sus obras y maravillas”[7]. Y vuelve a lo de siempre, que la base es servir a Dios, que no nos pongamos en los gustos ni los regalos, sino siempre en servir a Dios, en el cumplimiento de los Mandamientos de la Ley de Dios y en cumplir su voluntad, servirle, hacer oración.

En el párrafo nueve nos explica una señal verdadera de que esto es de Dios y no es del demonio ni es un gusto, ni el abobamiento del que hablaba en otras moradas (4ª), dice que ahora siente esa seguridad y certeza de que es de Dios, que eso no se lo puede quitar nadie, que no lo puede dudar, ni, aunque pasen los años.

También dice que en esta gracia solo se une la divinidad, no se une el cuerpo de Cristo. Se une la divinidad, esto lo dice ella así y ahí no hay más nada que decir.

JM: ¿Sobre eso qué entiendes tú? ¿Sobre la diferencia del cuerpo de Cristo y la divinidad?

H: A ver, ella dice “No os habéis de engañar pareciéndoos que esta certidumbre queda en forma corporal como el cuerpo de Nuestro Señor Jesucristo está en el Santísimo Sacramento, aunque no le vemos, porque acá no queda así sino de sola la divinidad”[8]. Yo lo entiendo así aunque me parece un poco oscuroque no se siente como cuando uno comulga, que no es una forma corporal. Jesús se ha quedado en el Santísimo Sacramento, es una forma que tú la puedes tocar, la puedes comer. Aquí dice que solo es la divinidad la que se une con el alma. Y que el alma queda con la certidumbre de que es así.

Luego hace una comparación con El Cantar de los Cantares: llevóme el Rey a la bodega, o sea que fue Dios quien le llevó, tú no puedes entrar allí por más diligencias que hagas, que siempre tienes que pensar que es un regalo de Dios, es obra de Dios y no nuestra. Así Dios muestra mejor sus maravillas.

JM: ¿El Cantar de los Cantares?, explícalo un poco.

H: El Cantar de los Cantares es un libro de la Biblia que cuenta una historia de amor, pero se refiere al amor entre el alma y Dios, el alma esposa y Dios esposo. Por eso es un amor nupcial, es la comparación que se puede hacer con el amor de Dios a un alma en esta tierra, lo que más se puede asemejar, pero esto es algo todavía más sublime. Entonces, El Cantar de los Cantares es la historia de amor entre dos enamorados. Y de ahí saca santa
Teresa esta frase.

Ahora pasamos al segundo capítulo donde hace una comparación con el gusano de seda. Explica muy bien qué es un gusano de seda porque en aquella época las monjas no tenían tanta cultura, hoy en día todos sabemos lo que es un gusano de seda. Entonces cuenta como un gusano hace su propio capullo o cápsula, allí se metamorfosea y se convierte en una mariposa. Esa es la comparación que hace del alma, nosotros somos el gusano, la envoltura es Cristo, donde hemos de morir y de allí salimos transformados, la mariposa es el alma transformada. El alma transformada tiene deseos de penitencia grandísimos, de soledad, de que todos conozcan a Dios y también le viene una pena grande de ver cómo Dios es ofendido.

“Si después que Dios llega a un alma aquí se esfuerza a ir adelante, verá grandes cosas”[9]. “Todo lo que ve en la tierra le descontenta”[10]. Ahora ya solo quiere cosas de Dios. Todo le cansa, el único descanso para ella es el mismo Dios, las criaturas le cansan ya el alma está transformada. Otro ejemplo que pone, otra comparación es también la cera blanda. Que es como la cera blanda donde se imprime un sello, que tú lo único que puedes hacer es predisponerte para que te impriman el sello, y vuelve a lo mismo, que es obra de Dios, que es Dios el que imprime el sello, que tú no puedes hacer nada, lo único que puedes hacer es predisponerte.

Esto es básicamente el segundo capítulo. Ahora vamos al tercero que es más interesante, ya aquí en el tercero dice que lo más importante es el amor de Dios y al prójimo. No nos fiemos, porque tengamos ese grado de oración ya lo tenemos todo hecho. Que el alma tiene siempre que estar trabajando. Y ahora recalca que el amor del prójimo es importantísimo, y que la verdadera señal de saber si esta alma ha experimentado todo esto, si es de Dios o no, es por el amor del prójimo que le queda.

El alma tiene que ir adelante en el servicio de Nuestro Señor y en el conocimiento propio. El conocimiento propio es la humildad.  Si el alma se descuida y se tuerce en el camino, es como un gusanito que echa la simiente, muere, pero da vida a otros. Por ejemplo, un alma que ha llegado a este grado y luego es infiel o cae más abajo, con todo aprovecha a otros, porque Dios es tan misericordioso que siempre de las obras buenas saca bien, aunque una persona sea infiel o caiga un poco más abajo. Esto es muy interesante porque ahí se ve como no podemos juzgar nunca, nunca, nunca. Porque un alma que aparentemente parece muy virtuosa, como está delante de Dios no lo sabemos, a lo mejor Dios está permitiendo que parezca que es virtuosa para atraer a otras y llevarlas al camino de la virtud. Siempre es un misterio. A lo mejor un alma que Dios la ha llevado muy lejos, ha tenido una infidelidad y Dios no quiere que esa infidelidad se sepa, no la quiere dar a conocer, porque Dios actúa siempre pensando en el bien de todas las almas y la salvación de todas las almas. Entonces nunca podemos juzgar. Otras veces, dice que el Señor puede permitir que una persona caiga y lo hace para luego llevarla más lejos, para que se conozca, para humillarla. Ahí nunca podemos entrar en las conciencias de las almas, ni juzgar, ni nada, ni decir este tiene más virtud, tiene menos virtud, es que no podemos juzgar.

La seguridad que podemos tener de que todo esto es de Dios y de que estamos unidos a Él es si la persona sigue cumpliendo los mandamientos de la Ley de Dios. Habla también de la obediencia, se refiere a los religiosos. La obediencia es un voto para los religiosos. Para el seglar es la obediencia a la Ley de Dios. Entonces dice que la verdadera unión está en la voluntad. Tener nuestra voluntad atada a la de Dios y que no nos fijemos tanto en esas cosas internas. Esto es un poco lo que hemos dicho antes. Es un misterio y no es matemático y no puede decir esto es así y así. Lo seguro es unirse a la voluntad de Dios. Santa Teresa está continuamente con esta idea, ella está hablando para sus hijas y las conoce a todas, sabe que hay almas que no reciben estas gracias místicas, está continuamente apoyándolas y ayudándolas. No quiere desalentarlas. No pensemos que está en los gustos, sino que si cumplimos con la Ley de Dios entonces estaremos unidos a Dios. Ella tiene en mente a todas sus hijas, a las que reciben gracias místicas extraordinarias y a las que no. Las que no reciben gracias místicas extraordinarias reciben otras. Siempre está elevando a todas y animando a todas.

Luego para consolar a estas almas, les hace caer en la cuenta de que no ha menester el Señor hacernos grandes regalos, que ya nos ha dado a su Hijo, qué mayor regalo queremos que ese. Que ya tenemos a su Hijo, que nos lo ha dado en el Santísimo Sacramento, nos lo ha dado cuando murió por nosotros, cuando se encarnó, qué más queremos, más regalo que ese no hay.

“Amor de su Majestad y del prójimo es en lo que debemos trabajar”[11]. Vuelve a lo mismo. Que lo que hay que trabajar es en las virtudes, en el amor de Dios, en el amor del prójimo, porque es en lo que puede trabajar el alma, los gustos son un don de Dios. Nadie los puede conseguir por sí mismo.

JM: Entonces la idea es que de cada morada prácticamente es lo mismo, lo que pasa es que es cada vez más profundo. ¿Cuándo se ora se llega a estados más profundos y más conocimiento intuicional de Dios?

H: Más conocimiento de Dios sí, pero no es lo mismo porque las gracias místicas no son las mismas. Desde las primeras moradas hasta las terceras viene a ser el camino ordinario de todo el mundo. Ya a partir de las cuartas empiezan los regalos y las uniones místicas, que eso Dios no lo da a todos. Acuérdate, las primeras moradas era abandonar el pecado mortal, empezar a hacer oración, meditación, eso lo podemos hacer todos, está al alcance de todos, hacer penitencia, después más oración, apartarse de las ocasiones. Y a partir de las cuartas es cuando ya empiezan los regalos místicos y también tienen grados. De hecho, aquí en las quintas es cuando habla de que el gusano se ha transformado. En las cuartas el alma ha empezado a recibir estas gracias, pero es como un va y viene. Aquí ya se transforma en una mariposa, su vuelo es más alto y ya siempre está en otro estado.

En este capítulo se centra en el amor del prójimo, para ella es la más cierta señal de que se guardan el amor de Dios y el del prójimo, porque si amamos a Dios no se puede saber, pero el amor del prójimo, sí.

“Si entendiésemos lo que nos importa esta virtud no traeríamos otro estudio”[12]. Hay almas que las llama ella almas encapotadas, que no se osan bullir, no se osan mover porque temen perder un poquito de gusto y devoción que han tenido. “Que no, hermanas, no; obras quiere el Señor”[13]. Si tú estás haciendo oración y una hermana se ha puesto enferma, deja la oración y ve a cuidarla, que eso es lo quiere el Señor.

JM: Sin embargo, se contradice un poco porque al final ¿eso sería un mensaje para el mundo activo y no contemplativo?

H: No, porque en la vida contemplativa también hay actividad. En la vida contemplativa hay que hacer obras de caridad, hay monjas enfermas, monjas que necesitan amor. O, por ejemplo, cuando te toca ser cocinera, digamos, tú estás muy recogida y te toca ir a la cocina. En la vida contemplativa hay mucha actividad. Se refiere a eso, que hay almas que están muy encapotadas y cuando sienten algún gusto en la oración no se quieren mover, con esta actitud demuestran que no han entendido bien qué es la oración.

JM: Una pregunta, ayer estuve hablando con una persona. Dice que no comprende que una muchacha joven se meta a monja, apartarse tan joven del mundo.

H: Es que eso es una vocación, es una llamada de Dios. La vida religiosa es una llamada de Dios, es Él el que llama. Eso además es otro tema, hoy en día se ha perdido la conciencia de pecado y a partir de ahí no se entiende absolutamente nada. Dios llama a algunas almas para rezar por otras almas que están en pecado para que se salven, para hacer penitencia, porque la justicia de Dios tiene que ser satisfecha. Eso es una idea que hoy no se entiende. Entonces la vida contemplativa es eso, tiene cuatro fines, que son los cuatro fines de la Misa: oración, adoración, acción de gracias y penitencia. Eso es algo que la humanidad tiene que hacer, y Dios llama a algunas almas para que se dediquen solo a eso. Entonces te puede llamar para eso a los veinte años, a los cuarenta, cuando Él quiera.

Si esa persona no entiende que una joven ingrese en un convento de clausura es porque no ha escuchado nunca las llamadas que Dios le ha hecho, no digo que Dios le llame a la vida contemplativa, sino que Dios está continuamente llamando a las almas para establecer una amistad con ellas, cada una en un estado. El que nunca escucha a Dios y le da la espalda, no entiende absolutamente nada.

JM: El otro día estuvimos hablando de eso. Yo sí entiendo que es necesario, todo lo que existe es necesario. Puedes decir que Dios lo manda o puedes decir la divinidad o el nombre que cada cual entienda. Y el otro día hablábamos de eso. Yo entendía que las personas que están en contemplación, en oración, meditación, son unas personas que están vibrando en una onda y que puede ser la onda la más cercana a Dios. Por ejemplo, he escuchado que en otros tiempos gente que se dedicaba a esto y decía: Todos los días a tal hora un grupo mundial en todos los países a las siete de la tarde vamos a dedicarnos a hacer meditación, para elevar el estado de armonía del mundo. Es que son distintas variedades de contar las mismas cosas. Yo sí entiendo que son necesarias unas personas que se clausuren para estar orando y estoy seguro de que le levanta la elevación a este mundo, lo eleva con la oración.

H: Ahora pasamos al capítulo cuarto, que es el último. Aquí sigue hablando de la oración de unión y la compara con el matrimonio. Como decíamos antes en El Cantar de los cantares, para explicar una realidad espiritual usamos como comparación el matrimonio. ¿Cómo explico qué es la unión con Dios? Bueno, pues lo más parecido es el matrimonio, la unión de dos personas.

Empieza con el desposorio espiritual, que es como un noviazgo, se enamoran, se tratan un tiempo, y más adelante hablará de la unión, que sería el matrimonio. Empieza hablando de este grado de oración que viene a ser como un desposorio, el Señor atrae al alma, el alma se enamora. El Señor quiere juntarla consigo.

En el siguiente párrafo vuelve otra vez a exhortarnos a que no nos descuidemos, que nos apartemos de las ocasiones, que aquí el alma no está tan fuerte como después de hecho el desposorio y el demonio no deja de combatirla porque sabe que con estas almas pierde mucho.

Intenta responder a dos preguntas que con frecuencia nos hacemos: la primera es que si el alma está tan unida con la voluntad de Dios cómo se puede engañar, y la segunda, por qué vía puede entrar el demonio. A la primera pregunta nos responde santa Teresa que no hay seguridad en esto, que se espanta cuando se acuerda de Judas, que estaba en la compañía de Jesús, igual que los demás apóstoles y le traicionó. Así que siempre está con lo mismo, por una parte, el alma ya está segura porque ya está con Dios, pero por otra está diciendo continuamente que tengas cuidado porque puedes caer, que cayó el rey David, que cayó Judas, que cayó Salomón, es un misterio. Nos movemos siempre en el misterio.

JM: Para mí no es un misterio, yo soy un gran pecador también, es el aburrimiento, cuando estás aburrido es cuando la lías.

Risas.

H: Bueno, si tú lo ves así.

JM: ¿Cómo era eso? Cuando el diablo está aburrido matas moscas con el rabo. Es falta de madurez espiritual, el aburrimiento. Por ejemplo, ahora que estamos haciendo una acción para subir un poquito el nivel y para conocernos mejor y para trabajar cosas que han dicho, en este caso la Gran santa Teresa, pero por ejemplo cuando terminemos esto y apague el ordenador, imagínate tú que me pongo aquí y no sé qué hacer y me pongo a perder el tiempo. Yo sé que todo es necesario, que hay que hacer muchas cosas, pero para mí el aburrimiento es el gran problema del mundo del pecado.

H: A la segunda pregunta, por qué vía puede entrar el demonio, santa Teresa contesta que “no hay encerramiento tan encerrado adonde él no pueda entrar ni desierto tan apartado adonde deje de ir”[14].

Termina este capítulo exhortándonos a que corramos encendidas en su amor: “Puestos los ojos en el premio, y viendo cuán sin tasa es su misericordia, olvidemos nuestros contentillos de tierra y, puestos los ojos en su grandeza, corramos encendidas en su amor”[15]. Siempre exhorta a que sirvamos a Dios puestos los ojos en el premio, en todas estas gracias místicas. Que no desfallezcamos. Aunque en realidad estas gracias místicas que Dios concede a algunas almas es una imagen pequeñísima de lo que vamos a gozar en el cielo. Al final estos premios los vamos a gozar todos. Pongamos los ojos en el premio, que si no es en esta tierra los vamos a gozar en la otra.

JM: Se contradice, en otro lugar dice que no busquéis el premio y después habla de poner los ojos en él.

H: Lo que quiere es que lo que te mueva es el amor de Dios. Puedes buscar el premio, pero con humildad, que sea para servir a Dios, pero por otra parte no pongáis los ojos en los gustos por los gustos en sí mismos, sino por Dios.

Es un poco contradictorio todo desde el punto de vista de que no son unas matemáticas, no es una ciencia exacta y que como depende mucho de la voluntad de Dios, pues ella explica cómo te puedes preparar para estas gracias, siempre exhorta a servir a Dios y esto también está para el caso de una persona que reciba estas gracias que se sepa identificar con ellas y sepa qué tiene que hacer. Pero el fin es el mismo Dios.

JM: Una pregunta que quería hacerte: ¿Qué relación tenía con san Juan de la Cruz? ¿Cómo lo conoció?

H: Lo conoció siendo novicio en un momento en que san Juan de la Cruz quería dejar la orden, porque veía que las cosas no iban bien. Estaba pensando en irse a la Cartuja y santa Teresa vio que tenía muy buenas cualidades y le convenció para que lo mismo que ella había hecho con las monjas, lo hiciera con los frailes, que optara por su forma de vida, que era la descalcez. Además, santa Teresa quería un grupo de frailes que vivieran como ellas para que dirigieran a las monjas y los calzados en ese momento no estaban por la labor.

JM: ¿Y san Juan de la Cruz qué escribió?

H: San Juan de la Cruz escribió La Noche oscura, El Cántico espiritual, La Subida al Monte Carmelo, poesías, cartas

JM: ¿Era más joven que santa Teresa?

H: Sí, 27 años más joven.

JM: Aquí en Las Moradas habla de que tuvo contactos con la compañía de Jesús.

H: Sí, trató con muchos jesuitas, y se confesaba con ellos. San Ignacio era contemporáneo suyo. Ella nunca le conoció, pero tenía fama de santidad y lo tenía por santo.

JM: Y a san Francisco también lo mienta.

H: Sí, hablando de sus virtudes, pero no lo conoció, fue anterior a ella, del siglo XIII. También nombra a santo Domingo.

JM: Bueno, pues ya hemos terminado.

H: Lo que podemos hacer, como las moradas sextas tienen once capítulos, estudiamos los cuatro primeros, que equivalen más o menos al mismo número de páginas de hoy.

JM: Bueno, pues muchas gracias, Hortensia.

H: Muchas de nada.


Texto © Hortensia López

Todos los derechos reservados


[1] 5M 1,1.

[2] 5M 1,2.

[3] 5M 1,3.

[4] 5M 1,4.

[5] 5M 1,5.

[6] 5M 1,8.

[7] 5M 1,8.

[8] 5M 1,11.

[9] 5M 2,7.

[10] 5M 2,8.

[11] 5M 3,7.

[12] 5M 3,10.

[13] 5M 3,11.

[14] 5M 4,8.

[15] 5M 4,10.

Comentarios

  1. Tus comentarios a la Moradas de Santa Teresa me parecen muy acertados. Es verdad, así lo creo, que el Señor se toma sus reservas, pero quien no se molesta en iniciar el camino no puede estar esperando el regalo de esa intimidad especial con Dios. Él toma la iniciativa, pero nosotros tenemos que decidir echar a andar.
    Un abrazo.

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