CASTILLO INTERIOS O LAS MORADAS 7

 


Las sextas moradas constan de once capítulos. Son densísimas, atrayentes, llenas de interés. Ni una sola frase de santa Teresa en estos capítulos tiene desperdicio. Adentrémonos en ellos dejándonos cautivar por sus palabras.

José Mª: Cuando usted quiera.

Hortensia: Un día estuvimos hablando de si alma y espíritu es lo mismo. En estos días he escuchado una conferencia del Padre Carlos Spanh, un fraile argentino que es exorcista, que trata el tema y dice esto:

“El alma se le llama alma porque anima el cuerpo. El alma tiene dos funciones: una animar y ser principio vital del cuerpo, como que lo está informando y tiene una actividad que es pensar y amar. Esas cosas salen por dos potencias, por el entendimiento y la voluntad que es del alma. Entonces, tiene un movimiento hacia arriba que es la búsqueda, por decir así, de las cosas de Dios con su entendimiento y voluntad. Y la parte de abajo aunque no tiene parte el alma, pero es una manera de decir, por otro lado, está informando el cuerpo y dándole vida.

Cuando decimos espíritu nos referimos más a la parte del alma que se refiere hacia Dios, la parte espiritual del alma. Todo es espiritual, pero son las que están relacionadas con hacer actos espirituales.

Entonces, alma y espíritu, se puede hacer esa distinción, pero es lo mismo”.

JM: Verás, no difiero con lo que ha dicho este fraile, pero he escuchado también el término alma superior, se refiere al espíritu. Hay que saber diferenciar las palabras, si nos vamos al principio único, podemos decir todo es Dios, pero después si queremos explicar cosas diremos todo es Dios, pero existe el mal, existe el bien.

H: Bueno, el mal es lo opuesto a Dios.

JM: Bueno, pero si todo es Dios, todo está dentro de Dios.

H: Bueno, todo lo que es bueno, pero el pecado y el mal, no.

JM: Verás, la misma santa Teresa al mal lo llama trabajos, las culebras, las serpientes, esas cosas que te asaltan, ella utiliza el término “los trabajos”, y al final dice que tienes que dar gracias a Dios de que te mande esos trabajos, porque así te curtes.

H: Sí, pero que Dios permita esas cosas no quiere decir que el mal también sea Dios. Todo lo bueno viene de Dios, el mal es contrario al bien y en el mal no está Dios.

JM: Estamos hablando ahora de si nos vamos al principio único de la vida tenemos que decir que todo nace y todo parte de Dios. ¿Por qué existe el mal?

H: Eso es un misterio.

JM: Pero si existe lo uno, y de lo uno surge todo, incluso lo que nosotros desde nuestra perspectiva pensamos que es el mal. No conocemos por qué Dios pone el mal en el mundo, ¿no?.

H: La explicación que da la Iglesia es que Dios no quiso el mal, Dios creó primero a los ángeles y quiso probarlos, quería probar si le amaban o no, algunos se rebelaron, Satanás y los suyos, y Dios creó el infierno para ellos. Después creó al hombre y también lo puso a prueba, dejando que el demonio lo tentara. Adán y Eva pecaron y ahí entró el pecado en el mundo, y con él el mal. El mal entró en el mundo por la envidia del demonio. Pero Dios no creó el mal.

JM: Pero creó el infierno.

H: Creó el infierno para los demonios.

JM: Vale, pero de uno surge todo, y ¿por qué lo crea? O sea, al final el bien y el mal están dentro de esa concepción de Dios.

H: No, el mal es lo opuesto a Dios. Tú usas la expresión está dentro de Dios, no, el bien es Dios y el mal es lo opuesto a Dios. Se trata de una esencia, no de una posición.

JM: Bueno, lo que estábamos hablando del alma y el espíritu. El espíritu es lo que me conecta, la parte mía divina. Y después los sentimientos, los pensamientos, las ideas, pues entrarían dentro de lo que es el alma. Después dentro del alma hay partes más elevadas y partes más inferiores, como los instintos, la parte instintiva que se parece más a lo que tiene, por ejemplo, mi perrito. En definitiva, ¿Cómo lo entiendes?

H: Lo que dice este hombre, que una parte del alma es animar y ser principio vital del cuerpo, que tiene como actividad pensar y amar, y otra parte del alma va hacia Dios, esa es la parte espiritual del alma, y eso sería el espíritu. Este hombre, que es teólogo, dice que espíritu y alma son lo mismo, yo tenía entendido que son dos cosas diferentes, e incluso creía que santa Teresa lo diferenciaba, pero no encuentro la cita.

JM: Es lo mismo, pero entonces tenemos que partir de esa idea también de que todo parte del Uno. Entonces con decir todo es Dios, ya acabose, ya no hablamos más.

H: Bueno, Dios es infinito y tiene infinitas perfecciones, podemos estar hablando eternamente de Él, de hecho, tenemos toda la eternidad para conocerle y nunca vamos a llegar a conocerle plenamente porque es infinito. En el cielo vamos a ir de perfección en perfección y de admiración en admiración sin fin.

JM: Bueno, pero ¿tú le das importancia a esto de conocimiento de alma y espíritu? Es que hay mucha gente que confunde la palabra espíritu, por ejemplo, los mismos espiritas, al espíritu les dicen a los seres desencarnados.

H: Es que hay espíritus que no son almas, por ejemplo, Dios es espíritu y no tiene alma, los ángeles son espíritu y no tienen alma. Alma solo la tiene el hombre que tiene cuerpo. La palabra espíritu abarca muchas cosas. Aquí he traído a colación lo que dice este teólogo, pero realmente es un tema que no conozco al cien por cien.

JM: Bueno, vamos ahora con santa Teresa.

H: Capítulo cuarto. Aquí habla de los arrobamientos o éxtasis o raptos. Este arrobamiento es para concluir el desposorio del que estábamos hablando en capítulos anteriores. Una manera de este rapto es que el alma queda tocada con alguna palabra, de repente se acuerda de lo que oyó decir a Dios: “parece que su Majestad desde lo interior del alma hace crecer la centella que dijimos”[1]. El alma está muy despierta para las cosas de Dios, nunca estuvo tan despierta como ahora en estos éxtasis. Más adelante distingue entre suspensión y visiones intelectuales, pero luego vuelve para atrás. “Estando el alma en esta suspensión, el Señor tiene por bien de mostrarle algunos secretos, como de cosas del cielo y visiones imaginarias, esto sábelo después decir, y de tal manera queda imprimido impreso diríamos hoy en la memoria, que nunca jamás se olvida; más, cuando son visiones intelectuales, tampoco las sabe decir, porque debe haber algunas en estos tiempos tan subidas que no las convienen entender los que viven en la tierra para poderlas decir, aunque, estando sana en sus sentidos, por acá se pueden decir muchas de estas visones intelectuales”[2]. Sin embargo, en otro sitio dijo que la visión intelectual era otra cosa. El caso es que aquí distingue entre suspensión y visión intelectual, y está hablando de la suspensión en general, los éxtasis, los arrobamientos. Sigue: “Pues diréisme: si, después no ha de haber acuerdo de esas mercedes tan subidas (), ¿qué provecho le traen?”[3]. Y comienza a decir esos provechos: que el alma siente mucho la grandeza de Dios. Aunque no sabe decirla, le queda como escrita en el alma.

JM: Marcado a fuego.

H: Exacto, le queda muy fija la grandeza de Dios. Pone el ejemplo de Moisés, cuando estuvo en la zarza que no supo decir más que lo que Dios quiso que dijese, aunque él vio mucho más en la zarza. A estas almas les pasa lo mismo, que ven la grandeza de Dios, y luego no se saben explicar o solo explican un poco lo que Dios quiere que digan, pero es mucho más lo que han visto, lo que han vivido. “Después que torna en sí, con aquel representársele las grandezas que vio, mas no puede decir ninguna ni llega su natural a más de lo que sobrenatural ha querido Dios que vea”[4]. No puede contar más de lo que Dios quiere que cuente. La Biblia dice que nadie puede ver a Dios y quedar con vida. Si tú ves a Dios te mueres. Estas gracias son un poquito de la grandeza de Dios, pero a Dios no se le puede ver en esta vida. Estas visiones son una pincelada, como Dios es tan grande y tan inmenso con una pincelada te deja atontado.

Unas exclamaciones tan típicas de santa Teresa: “Oh hermanas mías (), ¿qué hacemos?, ¿en qué nos detenemos?”[5]. Si podemos gozar de tantos bienes, ¿qué hacemos?, ¿en qué nos detenemos en este mundo? Siempre estamos buscando los bienes de este mundo, los placeres, el dinero, o en este caso los gustos para que piensen que eres santa. Pero por Dios, ¿qué hacemos? “¡Oh ceguedad humana! ¿Hasta cuándo, hasta cuándo se quitará está tierra de nuestros ojos?”[6]. Que Dios “no está deseando otra cosa sino tener a quien dar”[7]. Dios quiere que nos dispongamos porque está deseando darse a Sí mismo. En otro de sus libros dice que Dios quiere darnos todo un reino se refiere al cielo y a Sí con él. O sea, Dios se quiere dar a Sí mismo, no ya su reino, su paz, todos sus bienes, sino a Él mismo todo entero para ti. Entonces, almas, ¿en qué nos detenemos si estamos llamados a tan grandes bienes, si Dios lo único que quiere es encontrar un alma que esté deseando recibir estos bienes para dárselos?

Dice también que esta alma tiene también grandísimos deseos de emplearse en Dios y “querría tener mil vidas para emplearlas todas en Dios y que todas cuantas cosas hay en la tierra fueran lenguas para alabarle por ella”[8].

Manda el Esposo cerrar la puerta de la morada. Dios coge al alma y dice: “Esta alma es mía”. Cierra la puerta, que es la sensibilidad, el entendimiento y todo de lo que hemos hablado. Todo esto ya lo cierra y dice: “Esta alma es mía y ya de mi vera no se va”.

JM: Te voy a contar un cuento, cuentos que me van saliendo. Contaba Ramana Maharshi[9], del que ya he hablado en otra ocasión, la siguiente historia: “Un hombre, que era medio ciego, quería ver un tigre de cerca. Escuchaba de lejos al tigre, se iba acercando a él por la selva, pero no lo veía. Entonces encontró una cueva y oyó el rugido del tigre en la cueva, pero no veía al tigre. Veía los ojos del tigre, pero al tigre no, hasta que se acercó tanto al tigre que se lo comió”. La moraleja es el acercamiento del devoto a Dios, hasta que Dios te atrapa. Te acercas, te acercas, te acercas hasta que Dios te atrapa.

H: Santa Teresa termina este capítulo diciendo que cuando estas mercedes son en público el alma lo pasa muy mal. Cuando las tiene en secreto, o sea a solas, las tiene por muy grandes. No le gusta que sean en público, porque ya la gente empieza a murmurar. Y entonces Dios le dice: “No tengas pena, que o ellos han de alabarme a mí o murmurar de ti, y en cualquier cosa de estas ganas tú”[10].

Cuando las hace en público parece que Dios quiere que todo el mundo entienda que ya esa alma es suya. También entiendo que estas personas cuando es en público se afligen, porque empieza la gente a decir que, si es santa, que, si no es santa, estar en boca de todo el mundo es desagradable. Santa Teresa lo pasó muy mal con los éxtasis por esto. Cuando una persona tiene fama de santa la gente se acerca a ella buscando el interés.

JM: Y además date cuenta de que una cosa es como tú eres, como tú sientes las cosas, y otra es la percepción que yo tengo de ti. Yo hago mi imagen de cómo tiene que ser un santo.

H: Que no puede equivocarse nunca

Ahora vamos con el capítulo cinco: “Prosigue en lo mismo y pone una manera de cuando levanta Dios el alma con un vuelo del espíritu en diferente manera de lo que queda dicho”.

Otra manera de arrobamiento se llama vuelo de espíritu: “Es arrebatado el espíritu con una velocidad que pone harto temor”[11]. Cuenta en La Vida que la primera vez que se extasió estaba en el coro y de repente vio que se iba para arriba y sintió miedo, no sabía dónde iba. Después ya se acostumbró, pero la primera vez no sabía lo que le pasaba. Esto pasa con una velocidad que le pone temor al alma: “¿Esto qué es?”

“Parece quiere Dios dar a entender al alma que, pues tantas veces con tan grandes veras se ha puesto en sus manos y con tan entera voluntad se le ha ofrecido toda, que entienda que ya no tiene parte en sí”[12]. Dios quiere ya al alma para sí, se ha ofrecido del todo a Dios, Él la ha aceptado y no tiene parte en sí misma, es Dios quien la guía, quien la domina. “Y dejarse en las manos de quien tan poderoso es, que ve es lo más acertado hacer de la necesidad virtud”[13]. Esta es una frase muy conocida de santa Teresa. Quiere decir que lo que necesariamente hay que pasar, hay que hacerlo con virtud. Esta frase se utiliza para todo, por ejemplo, si te duele la cabeza, haz de la necesidad virtud, o sea ya que necesariamente tienes que soportar ese dolor, ofréceselo al Señor. Se refiere a lo que necesariamente tienes que pasar y no lo puedes impedir.

Entonces, dejarse en las manos de quien tan poderoso es. No parece sino que aquel pilar de agua aquel manantial del que hablamos en una ocasión, lo desata Dios. Una cosa es cuando uno está sacando agua del manantial y otra cosa cuando el manantial por sí mismo vierte agua. Eso es la oración de quietud. Fluye, fluye y fluye. Muestra aquí Dios su gran poder como Rey y Emperador, muestra que el alma es suya, que es el Rey de esa alma.

Continúa diciendo que el alma necesita gran ánimo para esto, “que es una cosa que acobarda en gran manera y, si nuestro Señor no se le diese, andaría siempre con gran aflicción (). Tiene por mejor procurar que se le olvide y traer delante sus pecados y meterse en la misericordia de Dios, que, pues no tiene con qué pagar, supla la piedad y misericordia que siempre tuvo con los pecadores”[14].

El alma necesita gran ánimo porque luego empieza a pensar en sus pecados, lo que ha ofendido a Dios. Que no penséis que todo es bonito, el alma también necesita tener gran ánimo para enfrentar todo esto y para seguir adelante.

Más adelante dice que siente pena y no tiene con qué pagar a Dios por esta merced tan grande que le hace, que supla la piedad y misericordia que siempre tuvo con los pecadores. Cuenta que el mismo Cristo se le apareció y le dijo para consolarla que Él le daba todos los méritos y trabajos que Él había pasado en su Pasión, que los tuviese por propios para ofrecerlos a su Padre. O sea, el alma ve que no puede ofrecer nada, porque se ve tan miserable, y ofrece los trabajos que padeció Cristo. Por eso todas las oraciones de la Iglesia terminan por Nuestro Señor Jesucristo, que quiere decir, por los méritos de Cristo. Te pido Señor tal cosa por los méritos de Cristo. Él ya nos lo ha ganado.

“Pues tornando a este apresurado arrebatar del espíritu, es de tal manera que verdaderamente parece que sale del cuerpo (), al menos ella no puede decir si está en el cuerpo, o si no”[15]. Esto es interesante, el alma si sale del cuerpo, eso es la muerte, la muerte es la separación del alma y el cuerpo. Entonces aquí el alma piensa que se ha salido del cuerpo, pero en realidad no sale del cuerpo. Lo que esa alma sienta le hace pensar eso, pero la separación del alma y el cuerpo es la muerte. El alma no sabe si está en el cuerpo o fuera del cuerpo, pero está muy emborrachada.

JM: Una persona que conozco no puede hacer meditación, no puede sentarse tranquilamente porque siente el vértigo del desdoblamiento. Y comenta que una vez se vio hasta desde arriba.

H: ¿Ella a sí misma se vio desde arriba?

JM: Sí. Le da mucho miedo…. Dice que en una ocasión conoció a uno y estuvo hablando con él un rato.  A los pocos días se enteró que había muerto. Cuenta que lo vio al pie de la cama, se quedó muerta de miedo y le preguntó: “¿Tú qué quieres?” Encargó una misa por él, porque le dijo el muchacho que era de la Hermandad del Cristo de Burgos y ya no tuvo más problemas.

H: Pues tornando a este apresurado arrebatar del espíritu que parece que sale del cuerpo, pero que no sabe el alma si está en el cuerpo o no, aunque evidentemente está en el cuerpo, aquí en un instante Dios le enseña montones de cosas. Y ahora vuelve a decir, “esto no es visión intelectual sino imaginaria que se ve con los ojos del alma mejor que acá vemos con los del cuerpo”[16]. Hace distinción entre visión intelectual e imaginaria. Imaginaria es que lo ve con los ojos y la intelectual que la ve con el intelecto. Dentro de las visiones hay variedad. Esta no es visión intelectual sino imaginaria, que se ve con los ojos del alma, como acá vemos con los del cuerpo, y sin palabras, se le da a entender algunas cosas.

“Estando en el cuerpo, o no, yo no lo sabré decir; al menos, ni juraría que está en el cuerpo ni tampoco que está el cuerpo sin el alma”[17].

Quizás una situación intermedia. Recuerdo oírle contar a una señora que una vez estuvo a punto de morirse, estaba en un hospital, se estaba desangrando, no sé si por una operación o por qué. Por RNE pidieron sangre para una transfusión, para una mujer que se estaba muriendo. La gente fue a donar sangre. Ella cuenta que sentía como que levitaba, y que sentía una gran paz. Puede ser como esto, que el alma no sabe si está en el cuerpo o fuera del cuerpo. Son cosas difíciles de explicar. Sentía que levitaba y luego como que bajaba y ya se recuperó.

JM: Hay testimonios de personas contando eso. Raymond Moody es un psiquiatra que estudia eso, casos después de la muerte. Y en youtube hay mucha gente contando este tipo de experiencias.

H: Bueno, santa Teresa dice que un instante el Señor enseña muchas cosas, por eso estas almas saben mucho más que otras personas que han estudiado teología. Hay personas que llevan muchos años estudiando teología, y en esta merced en un momento se conocen mil cosas.

JM: Claro, el estudio es la inteligencia intelectual, y lo otro es experiencia.

H: Por eso ella habla de los medioletrados espantadizos. Porque en aquella época no estudiaban teología como ahora, no estaban tan formados. Algunos sacerdotes le decían que era una orgullosa, pero es que ella sabía más que ellos. Y como además en aquella época la mujer estaba más relegada.

Se muestran grandes cosas en un instante y esta alma tiene grandes ganancias: una de ellas es que tiene conocimiento de la grandeza de Dios, otra es su propio conocimiento y se vuelve más humilde y la tercera es que tiene en muy poco todas las cosas de la tierra.

Y así termina este capítulo. Ahora el capítulo sexto, en que trata de un efecto de esta oración. El alma tiene un gran deseo de gozar del todo de Dios, tiene muchas ansias de morir para verse ya con Dios, un deseo grandísimo de no descontentarle, que es más que únicamente no ofenderle, quiere alabar a Dios en todo hasta en la cosa más pequeña.

Lo mismo está deseando vivir en el desierto apartada de todo el mundo que quiere estar en medio del mundo para ver si puede ser parte para que un alma alabase más a Dios. Pasan de lo uno a lo otro.

“Ordenad ya de manera que ella pueda cumplir en algo sus deseos para vuestra honra y gloria; no os acordéis de lo poco que lo merece y de su bajo natural; poderoso sois Vos, Señor, para que la gran mar se retire (); alargad, Señor, vuestro poderoso brazo; no se le pase la vida en cosas tan bajas”[18]. Estas son las exclamaciones que está continuamente intercalando con sus explicaciones.

Aunque dice: “Parézcase vuestra grandeza en cosa tan feminil y baja”[19]. Esto a mí no me gusta, es propio de la época. Aunque en otro lugar dice: “Tiempo vendrá en que se vea lo que valen las mujeres”. Pero, en fin, al final todos somos hijos de nuestro tiempo y santa Teresa tiene estos deslices.

Otra cosa muy interesante, “no son deseos que se pasan sino que están en un ser”[20], es continuo ese deseo, no va y viene. Desean padecer por Cristo y ya es su vida, desean tener mil lenguas para alabar a Dios, continuamente, como el aire que respiran.

 “Una cosa advertid, hermanas, en estos grandes deseos de ver a Nuestro Señor: que aprietan algunas veces tanto que es menester no ayudar a ellos sino divertiros”[21]. Divertirse quiere decir distraerse.

Este deseo de estar con Dios a veces es tan fuerte que santa Teresa aconseja distraerse, aunque a veces en ninguna manera se puede, pero “en estos primeros debe ser las primeras veces que les suceden estas cosas—, alguna vez, sí podrán, porque hay razón entera para conformarse con la voluntad de Dios”[22].

Hay otras almas que son de complexión flaca, que por cualquier cosita lloran y se piensan que están llorando por la gloria de Dios, y entonces santa Teresa les aconseja que se distraigan. Que, si verdaderamente ese ímpetu es de Dios, no lo van a poder quitar de la cabeza, así les aconseja que se distraigan, y fíjate tú que estamos ya en las sextas moradas, y con almas muy elevadas y con todo hay quien se engaña, quien tiene la flaqueza

JM: Ese es el fantaseo. Cuando estás trabajando, una de las cosas que vas notando es que vas fantaseando cada vez menos, la mente se va parando en la vida cotidiana. Vas caminado por la calle y se te va la mente pues mira, pues esto, yo hubiera hecho Y según van pasando los años, por ejemplo, si yo voy de aquí a la Giralda y tardo 25 minutos, eran 23 minutos fantaseando, pues ahora son nada más 20. Vas notando eso cuando vas madurando el alma con el trabajo.

H: Eso sí es verdad. Vuelve a lo mismo: “No pensemos que está todo hecho en llorando mucho, sino que echemos mano del obrar mucho y de las virtudes”[23]. Como dice que la mejor oración es la que mejores dejos deja, es decir, resultados, así es como se puede saber si una persona hace oración o no, si se centra en las virtudes, si se centra en obrar por Dios y  no en estos lloriqueos, estar por los rincones llorando, y en los gustos de la oración, sino que el alma tiene que estar siempre trabajando por las virtudes.                  

“Por eso, hermanas, tengo por mejor que nos pongamos delante del Señor, y miremos su misericordia y grandeza y nuestra bajeza, y dénos Él lo que quisiere, siquiera haya agua, siquiera sequedad: Él sabe mejor lo que nos conviene. Y con esto andaremos descansadas, y el demonio no tendrá tanto lugar de hacernos trampantojos”[24]. O sea, que siempre estemos en las manos de Dios, que cuando Dios te quiere dar esta agua, pues que te la de, que no te la quiere dar, pues que no te la de, pero siempre la voluntad de Dios, eso es lo primero.

“Entre tantas cosas penosas y sabrosas, juntamente da nuestro Señor al alma, algunas veces, unos júbilos y oración extraña, que no sabe entender qué es. () Es, a mi parecer, una unión grande de las potencias, sino que las deja nuestro Señor con libertad para que gocen de este gozo, y a los sentidos lo mismo, sin entender qué es lo que gozan y cómo lo gozan”[25]. El alma unas veces está en sequedad, otras veces tiene unos grandes gustos, y le viene un gran ímpetu de alegría. A santa Teresa no le gusta que las almas estén en un ser, es decir, una que está siempre en pleno gozo o un alma que siempre está en sequedad, para ella eso no es de Dios. En otro lugar dice que si ve que una monja nunca está tentada ella misma la tentaría. No le gusta que un alma esté siempre en quietud. Aunque estemos en las sextas moradas, las almas están en distintos estados de ánimo. Entre estas cosas penosas y sabrosas hay ímpetus de alegría. “Es harto, estando con este gran ímpetu de alegría, que calle y pueda disimular”[26].

Esto más o menos es el sexto capítulo y termina con una exclamación: “¡Plega a su Majestad que muchas veces nos dé esta oración, pues es tan segura y gananciosa!”[27]. Al final es segura y gananciosa a pesar de tener todas estas dificultades.

Ahora el capítulo siete. Crece en estas almas un dolor de los pecados, de los propios pecados. Otra de las características de esta oración. “No se acuerda de la pena que ha de tener por ellos, sino de cómo fue tan ingrata a quien tanto debe y a quien tanto merece ser servido”[28]. No es que se acuerde de la pena que merece por los pecados, sino de lo ingrata que ha sido con Dios, después de haberle hecho tantos favores, tantas mercedes. Por otra parte, tiene temores de que Dios la deje. El alma está ahí que quiere gozar de Dios y acepta lo que le mande, pero que no quiere que la deje, aunque se siente tan ingrata, muy pecadora, pero por nada del mundo quiere que Dios la deje.

 “Para esta pena ningún alivio es pensar que tiene nuestro Señor ya perdonados los pecados y olvidados”[29]. Eso no les da alivio, piensan que han ofendido a Dios y que no lo merece. Pero dice una cosa muy curiosa, en la época había la creencia de que el alma que tenía estas gracias, estos gustos, estaba muy elevada y ya solo tenía que pensar en la divinidad. Y santa Teresa dice que no, que no hay que apartarse nunca de la Humanidad de Jesucristo, nunca, nunca, nunca. Aunque tú estés muy encumbrado, lo que te ha llevado a eso, el camino ha sido Jesús. “También os parecerá que quien goza de cosas tan altas no tendrá meditación en los misterios de la sacratísima Humanidad de nuestro Señor Jesucristo”[30]. Y dice que no, que tiene miedo de que estas almas pierdan la devoción al Santísimo Sacramento. Nunca apartarse de Jesucristo, nunca dejar de pensar en la pasión, como tampoco dejar de pensar en la Sacratísima Virgen, en la vida de los santos. En la época era muy fuerte, se pensaba incluso que las almas que tenían estas gracias no hacía falta que comulgaran y santa Teresa dice que no, que nunca perder a nuestro bien que es el buen Jesús. Nunca.

“Pues sabemos el camino como hemos de contentar a Dios con los mandamientos y consejos, en esto andemos muy diligentes y en pensar su vida y muerte y lo mucho que le debemos; lo demás ¡venga cuando el Señor quisiere!”[31]. No apartarse nunca de pensar en la pasión de Cristo, en la vida de Cristo y en la Humanidad de Cristo. Pero esto es una novedad en la época. Así visto.

En estas gracias místicas, entiende el alma los misterios de Cristo de una forma más perfecta “y es que se lo representa el entendimiento y estampase en la memoria de manera que de solo ver al Señor caído con aquel espantoso sudor en el Huerto, aquello le basta para no solo una hora, sino muchos días, mirando con una sencilla vista quién es y cuán ingratos hemos sido a tan gran pena; luego acude la voluntad, aunque no sea con ternura, a desear servir en algo tan gran merced y a desear padecer algo por quien tanto padeció y otras cosas semejantes en que ocupa la memoria y el entendimiento. Y creo que, por esta razón, no puede pasar a discurrir más en la Pasión, y esto le hace parecer que no puede pensar en ella”[32]. A lo mejor estás meditando en la Pasión, en el evangelio, o algún texto de un sacerdote o de alguien que ha escrito sobre la Pasión, tú estás meditando mucho tiempo y estás metido en la oración, estas almas de repente, en un ímpetu de estos ven a Cristo, y se les marca en la memoria de manera que con solo ver al Señor, ya está. Son gracias místicas, pero dice santa Teresa que no por eso dejen a Cristo. A ellas les parece que ya no pueden discurrir, el entendimiento lo tienen absorto en Dios, ya la voluntad se emplea en amar y  está muy elevada. Pero que no por eso deje a la Humanidad de Cristo. Han empezado meditando sobre la pasión y han llegado a ese arrebato, es porque han empezado con Cristo en la oración.

 “Mirar a nuestro dechado, Cristo, cómo los pasó”[33] se refiere a los trabajos—. Siempre Cristo. Por mucho que la voluntad y la memoria tengan visiones intelectuales, siempre Cristo.

JM: ¿Y fijaban de alguna manera la imagen de Cristo? Por ejemplo, puede ir la imagen a cualquier lado, la mente a cualquier lado. ¿Qué tenían una estampa, un cuadro?

H: Se refiere a Jesús como persona. Estas almas tienen gracias muy extraordinarias y están por las nubes y se ponen a pensar en la divinidad, y se apartan de la Humanidad de Cristo. Pero no una estampa ni un cuadro. Se refiere a Jesús, segunda persona de la Santísima Trinidad. Se hizo carne, se encarnó, se hizo hombre. Entonces cuando estas almas están ya volando, se piensan que están con la divinidad, y se apartan de Jesús como hombre, pero sigue siendo Dios. “Yo ya con Jesús hombre no, yo ya estoy con la divinidad”. Santa Teresa dice que no, además Jesús es el que nos ha ganado esto. Él es nuestro camino, nuestro modelo.

JM: Nosotros en los estudios tenemos siempre un precepto, son tres: investigación, devoción y servicio. De esas tres patas, por ejemplo, si quitas el servicio a las otras, que es lo que me da la sensación de esta Humanidad, que estás diciendo, aparece lo que es el fanatismo.

H: No, la Humanidad se refiere al mismo Jesús hecho hombre. Lo que santa Teresa advierte es que no nos olvidemos de la Humanidad de Jesucristo. Estas almas cuando están en este estado tan elevado que no se olviden de Jesús hecho hombre. Como están experimentando a la divinidad con gracias místicas, se olvidan o se pueden olvidar de Jesús hecho hombre. Y Jesús hecho hombre es quien ha conseguido todos estos bienes. Y Jesús hecho hombre sigue siendo Dios. “Podría el demonio venir a hacer perder la devoción con el Santísimo Sacramento”[34], el Santísimo Sacramento es Jesús. Tiene miedo de que dejen de pensar en la Humanidad de Jesús y piensen solo en la divinidad y lleguen a perder la devoción al Santísimo Sacramento.

Termina el capítulo diciendo: “No quiero ningún bien sino adquirido por quien nos vinieron todos los bienes”[35]. O sea, no quiero que me venga ningún bien si no es por medio de Jesús.

JM: Vale, pues la próxima semana vemos los capítulos que nos quedan y terminamos ya esta morada.

H. Muy bien.

Texto © Hortensia López

Todos los derechos reservados

 

 



[1] 6M 4,3.

[2] 6M 4,5.

[3] 6M 4,6.

[4] 6M 4,8.

[5] 6M 4,10.

[6] 6M 4,11.

[7] 6M 4,12.

[8] 6M 4,15.

[9] Ramana Maharshi fue un importante maestro espiritual hinduista indio. (1879-1950).

[10] 6M 4,16.

[11] 6M 5,1.

[12] 6M 5,2.

[13] 6M 5,2.

[14] 6M 5,5.

[15] 6M 5,7.

[16] 6M 5,7.

[17] 6M 6,8.

[18] 6M 6,4.

[19] 6M 6,4.

[20] 6M 6,5.

[21] 6M 6, 6.

[22] 6M 6,6.

[23] 6M 6,9.

[24] 6M 6,9.

[25] 6M 6,10.

[26] 6M 6,11.

[27] 6M 6,13.

[28] 6M 7,2.

[29] 6M 7,4.

[30] 6M 7,5.

[31] 6M 7,9.

[32] 6M 7,11.

[33] 6M 7,13.

[34] 6M 7, 14.

[35] 6M 7,15.

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