CASTILLO INTERIOR O LAS MORADAS 4

 


Este mes os paso la transcripción de la conversación que tuvimos sobre las cuartas moradas. Comenzamos hablando del profeta Elías y de los orígenes de la orden del Carmelo. Los que ya habéis leído las conversaciones anteriores, sabéis que el texto de santa Teresa nos da para hablar de otros temas relacionados que son muy interesantes.

José Mª: Hoy tocamos las moradas cuartas, doña Hortensia, cuando usted quiera.

¿Puedo empezar haciéndote unas preguntas que tengo de lo anterior? Te quería preguntar, escuchando el audio primero que hicimos, que fue la introducción, hablabas del profeta Elías, y dices que es del siglo IX antes de Cristo, y me fui a la biblia, me fui al índice y venían todos los sitios donde en la Biblia aparecía Elías: en Lucas, en Mateo, en los Reyes, etc. Y mi pregunta, tú dices: nosotros somos de Elías, o sea El Carmelo, si es de nueve siglos antes de Cristo, ¿cómo el Carmelo pertenece al profeta Elías?

Hortensia: Porque Elías tuvo una sucesión de profetas, lo que sería ahora monjes de clausura.

JM: ¿Una cofradía se podría decir?

H: No, es vida contemplativa.

JM: ¿Ermitaños?

H: Sí, eran ermitaños y vivían en el Monte Carmelo. Y eso siempre ha existido, desde el siglo IX antes de Cristo, vivían ermitaños que se dedicaban a la oración. Lo que pasa es que hoy en el Carmelo hay dos teorías: hay quien dice que en el siglo XII cuando fueron los cruzados a Tierra Santa, conocieron a estos monjes y es cuando se fundó la Orden y ellos la trajeron a Europa. Cuando llegaron allí, digamos que se organizó la Orden como Orden institucional, con sus leyes. Entonces hay quien dice que la Orden del Carmelo se fundó entonces con el espíritu de Elías. Sin embargo, hay otra tradición en el Carmelo que sostiene que esa sucesión de profetas nunca se interrumpió, y yo creo esto, me acojo a esta teoría. La diferencia está en que los que sostienen la primera teoría no creen en una continuidad de profetas desde el siglo IX antes de Cristo hasta el siglo XII cuando llegaron los cruzados a Tierra Santa, y los que sostienen la segunda teoría sí creen en esa continuidad.

De hecho, si lees a la beata Ana Catalina Emmerick, tuvo muchas revelaciones sobre la vida de Jesús, sobre la vida de la Virgen. Hay un libro sobre la vida de la Virgen en donde habla de esto sin nombrarlos sucesores de san Elías, los llama esenios. Ella tuvo visiones y se transportaba a Tierra Santa, veía cosas y todo lo contó. Entonces cuando habla de unos profetas que viven en el Monte Carmelo, habla como la Virgen iba con frecuencia, porque pertenecía a este grupo, y fue allí con el niño Jesús, es lo que siempre han creído los carmelitas. Y Ana Catalina Emmerick lo cuenta superbién, la descripción que hace es cómo funciona una orden primera y una orden tercera actualmente. Te admira, es imposible que se lo inventara.

Y bueno, hay quien dice que no. Yo soy de los que creen que desde san Elías hasta que llegaron los cruzados a Tierra Santa hubo una continuidad de monjes, de ermitaños dedicados a la oración.

Para mí tiene mucha lógica, los que sostienen la primera teoría dicen que cuando se documentó ahí empezó la Orden. No, es que antiguamente no se documentaba nada. Tiene más verosimilitud el hecho de que no haya documentos que no empezar ya con documentos. La tradición oral precede a los documentos absolutamente en todo.

JM: Existe una cosa que yo he estudiado por otro lado. El cristianismo no se entiende antes de Jesucristo, ¿no?

H: Bueno, sí. Porque todo lo anterior a Cristo eran profecías y se cumplieron en Cristo, todo lo que estaba profetizado.

JM: Pero eso no es cristianismo, ¿no?

H: El cristianismo es una palabra que se adoptó para los seguidores de Cristo. En ese sentido antes de Cristo no había cristianismo. Estaba el pueblo judío. Pero todo el Antiguo Testamento se entiende a la luz de Cristo.

JM: Vale. Es una creencia. Por ejemplo, yo me pongo a investigar, estuve estudiando los presocráticos y Elías me ha recordado mucho a un presocrático, concretamente a Heráclito de Éfeso que vivió tres siglos después, también ermitaño. Los presocráticos son una serie de filósofos que les damos ese nombre hoy en día y que se sitúan en el tiempo entre Sócrates (470 a.C.) y después de Solón (638 a.C.).

Como te decía Elías me recuerda a Heráclito que vivió en Éfeso, lo que es hoy Turquía y entonces era una poli griega, no muy lejos de Palestina. Elías se fue en un carro de fuego y Heráclito que era llamado “El Oscuro”, un rayo se lo llevó, es muy similar. Estos presocráticos pertenecían a una cofradía de iniciática que compartían el conocimiento y estaban repartidos por muchos lugares. Una cofradía, no es igual que las cofradías que tenemos en Sevilla hoy en día, se entiende como una línea en que se van sucediendo maestros, discípulos. Entonces, me recuerda mucho Elías a esa línea. Estuve mirando en el mapa de la biblia y está cerca del río Jordán. Es una zona que perfectamente encaja en los territorios en donde estaban los presocráticos.

Otra curiosidad que tenían esta gente es que los presocráticos, estos filósofos griegos, iban, igual que aquí por ejemplo, en la época de la conquista de América, los indianos iban a Salamanca a estudiar, pues esta gente iba a Egipto, allí estaban “las universidades”. Y no es de extrañar también, en los evangelios apócrifos también hablan de que Jesucristo anduvo por allí, por Egipto.

Bueno, más o menos hemos hablado algo de Elías y entonces la idea que obtengo al escucharte es que el Carmelo ha seguido esa línea dinástica, seguramente muy anterior, se perderá en el tiempo porque Elías tendría también sus maestros, ¿no? ¿O es considerado el primero?

H: Se le considera el primero. De todas formas, es profeta, no creó una escuela de pensamiento como Aristóteles, Platón, etc. Si has leído la biblia Elías no tiene una escuela de pensamiento, él es un profeta, dice lo que está por venir. Y se dedicaban a la oración, su lema es Ardo en celo por la gloria del Señor de los Ejércitos. Este es el espíritu que mueve a todos los carmelitas. Pero no se dedicaban a una enseñanza filosófica ni teológica. Esperaban la venida del Mesías, que nacería de una Virgen, que fue lo que vislumbró Elías en una nube que subía del mar, y se dedicaron a la alabanza de Dios y de esa Virgen que estaba por venir y que sería la madre del Mesías.

JM: Los presocráticos no formaban escuela según tengo entendido hasta Pitágoras. Eran más como que iban dando el testigo al que venía detrás, les enseñaban las cosas y eso, pero son tan antiguas y los documentos que se tienen sobre estos son antiguos y de terceros que la verdad es que solo es especulación.

Ustedes, por ejemplo, en el Carmelo cogéis esta línea del profeta Elías y en época de Cristo quién sería el profeta que seguía esa línea, ¿Jesucristo?

H: Es que en época de Jesucristo había profetas en el Monte Carmelo. De hecho, una tradición es que la Virgen iba allí a rezar con ellos y llevaba al Niño Jesús, allí iba también san Juan Bautista. Luego se dice de san Juan Bautista que él venía en el espíritu y poder de Elías, y luego señala a Cristo como el profeta que tenía que venir. Y después la vida de la Iglesia siguió con los apóstoles y los primeros cristianos, y los ermitaños del Monte Carmelo siguieron allí en alabanza a Dios y a la Virgen.

JM: Y hay un momento que se unen, ¿no? El cristianismo con los profetas. Eso es oscuro ¿no?

H: Eso son los años oscuros que están ahí sin documentar. Pero probablemente aquellos ermitaños se bautizarían y continuarían con su vida y su misión.

JM: ¿Qué más se me ocurre sobre este tema que me parece muy interesante? Entonces, el Carmelo en época de los cruzados, ¿en el siglo XII o antes?

H: En el siglo XII.

JM: Entonces, por ejemplo, hay un ermitaño que conecta con esta línea de profetas, ¿no?

H: Claro, cuando fueron los cruzados allí conocieron a estos ermitaños, muchos se quedaron en el Monte Carmelo con ellos y otros se trajeron el Carmelo a Europa.

JM: Y el gran trabajo de estos ermitaños es la oración, que es lo que recoge el Carmelo en un primer momento. ¿Cómo es el Carmelo en un primer momento?

H: Ermitaños y solo varones.

JM: Y de orar, ¿la parte religiosa es orar mucho?

H: Sí, orar. El espíritu y poder de Elías es Ardo en celo por la gloria del Señor Dios de los Ejércitos. O sea, vivir en alabanza y contemplación de Dios. El Carmelo originariamente era puramente de contemplativos, luego cuando vino a Europa es cuando empezó la parte activa, los frailes. Pero originariamente era solo contemplativo.

JM: Pero las cosas que tú me has contado son de contemplación.

H: Porque básicamente el Carmelo es eso, ese es su carisma. Los frailes aquí en Europa se dedican, además de a la oración, a la vida apostólica —en Europa curiosamente no hay monjes contemplativos carmelitas—, entonces los monjes del Monte Carmelo, digamos que a Europa no vinieron como monjes. O quizás sí comenzaran con una vida puramente contemplativa y en poco tiempo optaron por una vida mixta, contemplativa y activa.

JM: Y volviendo a santa Teresa, sería santa Teresa cuando hace una reforma, que crea la orden de los frailes y la de las hermanas carmelitas, ¿no?

H: Sí.

JM: Y entonces cuando crea la idea del convento, ¿había conventos femeninos ya en otras órdenes?

H: Claro, cuando ella entró en el Carmelo hacía poco más de cien años que se fundó la orden femenina del Carmelo, en 1452 por el beato Juan Soreth. Ella entró en el Carmelo, luego hizo una reforma y creó la descalcez. Porque antes solo existía el Carmelo como una única orden, después con ella se dividió y surgieron dos ramas, calzados y descalzos.

JM: ¿Y la descalcez qué es?

H: La descalcez… a ver, los calzados usan zapatos y los descalzos sandalias. Santa Teresa puso alpargatas, cuando en aquella época las monjas usaban zapatos, como una manera de distinguirse. Pero cambió muchas más cosas. La descalcez se suele identificar con reforma, porque más de una orden tiene una rama de descalzos, y es más que nada para distinguir una forma de vida más austera.

JM: Tengo aquí apuntado, la penitencia. ¿Qué es la penitencia? Porque en el texto de las moradas cuartas, que vamos a ver ahora, habla mucho de la penitencia y que no se machaquen tanto que al final pueden enfermar.

H: La penitencia es, digamos, esas cosas que tú haces para purificarte de un pecado cometido. Por ejemplo, la penitencia que te pone un confesor. Te confiesas y como penitencia te dice que reces algo concreto o hagas tal cosa para limpiarte de ese pecado cometido, para satisfacer la justicia de Dios. Hoy en día se ha perdido el sentido de pecado, por eso cuesta entender esto.

JM: Por ejemplo, la gula: pues ahora no voy a comer pasteles en un año. ¿Tú crees que eso podría ser una penitencia?

H: Podría ser una penitencia, otra cosa es si es o no prudente.

JM: ¿Y tú crees que de esa manera no me va a crear ansiedad?

H: Claro, la penitencia tiene que ser prudente. Un año sin comer pasteles no creo que haya ningún autor espiritual que te lo aconseje. Una penitencia puede ser: hoy no voy a comer pasteles. Ahora, sería absurdo, por ejemplo, te han invitado a un cumpleaños y dices hoy no voy a comer pasteles, eso no te lo aconsejaría nadie. Escoges un día cualquiera y solo un día. La penitencia tiene que ser siempre ordenada.

JM: Por ejemplo, el de no comer carne los viernes de Cuaresma. ¿A qué te lleva esa penitencia? Porque tú cuando termines ese día vas a volver a comer carne.

H: Claro, eso es un acto por el que tú regulas tus pasiones, te dominas, es algo que ofreces al Señor, para borrar tus pecados, como sacrificio, etc.

JM: Vale. Empecemos ya con Las Moradas, hemos estado hablando un rato de otras cosas, pero es interesante.

H: Lo mismo digo yo, todo es interesante. Vamos a las cuartas moradas.

Aquí dice santa Teresa que ya empiezan las cosas sobrenaturales. Ya el alma está más cerca de donde está el Rey, se va acercando a la morada principal, la central y, bueno, ya empiezan cosas sobrenaturales. Dice: “Parecerá que para llegar a esta morada se ha de haber vivido en las otras mucho tiempo; y aunque lo ordinario es que se ha de haber estado en la que acabamos de decir, no es regla cierta, como ya habréis oído muchas veces, porque da el Señor cuando quiere y como quiere y a quien quiere como bienes suyos, que no hace agravio a nadie”[1]. Lo que otras veces hemos comentado, que no es de forma sucesiva, las primeras moradas, las segundas, etc. Que Dios hace lo que quiere, a lo mejor un alma que está en las primeras moradas, Dios la lleva a otras, las cuartas, por ejemplo, sin pasar por las segundas y terceras porque Él quiere hacerlo así.

También dice que en estas moradas “pocas veces entran las cosas ponzoñosas, y, si entran, no hacen daño”[2], que ya aquí hay cosas sobrenaturales y aquí hace distinción de los contentos y los gustos, viene a decir que los contentos son cosas que nosotros adquirimos con nuestra oración, con nuestras obras de caridad, con nuestra penitencia y de ahí sacamos un contento que procede de nuestro natural. Los contentos empiezan en nosotros y acaban en Dios. Sin embargo, los gustos empiezan en Dios, es una cosa que Dios la da, el alma no las puede procurar por más que diligencias que haga.

JM: ¿El natural es el cuerpo?

H: Sí. Nuestra naturaleza. Más adelante dice que no es bueno estar en un ser. Esa es una idea muy típica de ella. Que quiere decir que es bueno que el alma tenga tentaciones del demonio, porque a ella no le gusta un alma que está en un ser, es decir, las almas que siempre están igual, que no les pasa nada, todo va bien en su vida. No, dice ella que lo propio de un alma es que tenga momentos que esté bien, en la oración, en su vida… momentos de tranquilidad, y momentos de tentaciones. Eso es lo propio de un alma que va avanzando en el camino de Dios. Porque además el demonio sabe que pierde mucho con este tipo de almas y no para de tentarlas. Pero el alma con las tentaciones lo que hace es sacar ganancia.

Y luego dice: “No está la cosa en pensar mucho, sino en amar mucho”[3]. Porque ella cuando habla de los gustos, siempre nos está diciendo: la obra, la humildad, que no creamos que está en sentir gustos, que hay almas que parece que lo único que procuran cuando se meten en el camino de la oración es llegar a estos gustos, y santa Teresa dice que no, que esto está siempre en la virtud y en no apartarse nunca de eso. Dice: “Quizá no sabemos qué es amar, y no me espantaré mucho; porque no está en el mayor gusto, sino en la mayor determinación de desear contentar en todo a Dios y procurar en cuanto pudiéramos no le ofender y rogarle que vaya siempre adelante la honra y gloria de su Hijo y el aumento de la Iglesia Católica”[4]. Nos exhorta a no dar marcha atrás nunca de esto. Si un alma llega a un estado subido de oración, que está en las últimas moradas, si abandona el esfuerzo ascético, si abandona el desear la gloria de Dios, ya ahí lo ha perdido todo.

JM: Tú sabes, ayer en la reunión que tuvimos[5], hay una profesora de yoga; estuvimos hablando y mencioné este capítulo de Las Moradas para preparar esta reunión, y la profesora dijo: “¿Sabes qué nombre le damos nosotros a eso en el yoga? El yoguigurú”. El yogui es uno que hace yoga, y gurú significa maestro. De pronto un chico que está haciendo yoga y está un poquito sacando el cuello porque destaca de los compañeros, su ego lo convierte en un pedante, porque empieza a corregir a los compañeros.

H: Muy bueno. Más adelante habla santa Teresa de la diferencia que hay entre el entendimiento y el pensamiento. El entendimiento es una potencia del alma, entonces el alma va ya recogiendo las potencias en Dios, luego el pensamiento está por ahí dando vueltas, las distracciones, dice que no hagamos caso de eso, lo que importa es que el alma esté con Dios, lo otro son cosas de nuestra naturaleza.

JM: Eso, mira, en primero de la E.G.B., a los niños de seis años, es lo primero que les tenían que explicar.

Risas.

JM: Es que te vas a quitar un montón de problemas, si un chaval de seis años comprende esto, o de ocho, o de doce, o de diecisiete, un adolescente —porque esto yo lo he comprendido con cuarenta y cinco años—, la de problemas que se ahorra. Que una cosa es el entendimiento y otra es darles vueltas a las cosas.

H: Pero vamos, desde que se tiene uso de razón se pueden aprender muchas cosas que no se les enseña a los niños. Eso ya es otro tema. Volvamos a las distracciones. Muchas veces no se puede parar. Es como cuando se te mete una canción, ¿no te ha pasado que a veces se te mete una canción en la cabeza y no te la puedes quitar? Y está ahí, venga y venga.

JM: Claro, pero como se utilizan palabras que son sinónimas: inteligencia, pensamiento, la mente, las cavilaciones… Entonces tú terminas hecho un lío.

Risas.

JM: Yo creo que lo primero que hay que hacer es explicarlas a las personas: mire, una cosa es el pensamiento y otra el entendimiento, no tiene nada que ver, usted puede estar hablando horas y horas y hablar sin pensar y estar diciendo cosas coherentes. Y usted puede estar pensando cosas y ser totalmente absurdas. Además, normalmente los pensamientos lo que tienen es que suelen ser totalmente absurdos. Si te detienes a mirar lo que piensas, la mayoría de las veces no eres capaz de estar de acuerdo con ellos a lo largo del tiempo.

H: Sí, es así. Como los sueños, que no se pueden dominar. Cuando te despiertas, ves lo absurdos que son. Es superinteresante el tema de los sueños, hay gente que los estudia.

JM: Sí, es muy interesante ese tema.

H: Bueno seguimos con el nuestro. Dice santa Teresa que no nos perturbemos por los pensamientos, y termina el capítulo diciendo que no echemos la culpa al alma por estas cosas, por la imaginación, el natural y el demonio que está ahí chinchando.

Ahora vamos al capítulo segundo que habla de los gustos de Dios, que es lo que también se llama oración de quietud. Entonces hace una comparación con dos pilones, dice que la diferencia que hay entre los gustos y los contentos es como dos pilones, de donde nace el agua, en uno hay que llevar el agua al pilón por medio de arcaduces, que serían como acueductos, eso serían los contentos. Luego los gustos es que el alma está asentada en el mismo Dios, es como un pilón que está en el mismo manantial de donde sale el agua, el pilón se llena sin necesidad de ningún tipo de trabajo por parte del alma. Esa es la diferencia que hace santa Teresa. Entonces dice que esta agua, como viene de su mismo nacimiento que es Dios, pues produce muchísima paz, mucha quietud, mucha tranquilidad, mientras que los contentos se sacan con meditación, de nuestro natural. Y aquí como esta fuente viene del mismo Dios, pues el alma tiene mucha paz. Esta agua celestial “parece que se va dilatando y         ensanchando todo nuestro interior y produciendo unos bienes que no se pueden decir”[6].

Termina el capítulo con la humildad: “¡Humildad, humildad!; por esta se deja vencer el Señor a cuanto de Él queramos”[7]. Todo esto es algo que no podemos adquirir con nuestro trabajo por más diligencias que hagamos, que aquí lo que hay que hacer es tener humildad. Da varias causas para no desear estos gustos, yo tengo apuntada una, que es la que más me llama la atención: “Porque Dios no está obligado a dárnosla como a darnos la gloria si guardamos sus mandamientos”[8], es decir, Dios tiene prometido que el que cumple sus mandamientos va al cielo, entonces, como lo ha prometido está obligado a darlo. Pero estos gustos en la oración no tienen ninguna obligación de darlos. Los da a quien quiere. Entonces por ello dice: Humildad, humildad, humildad. Que, así como Dios te lo da, te lo puede quitar cuando quiera y ver clarísimamente que no viene de ti, sino que es un regalo de Dios, por más que tú hagas no puedes conseguirlo.

JM: Enumera cinco causas, ¿no?

H: Sí, cinco. La primera, no pensar que merecemos estas mercedes y gustos del Señor.

JM: Sí, amar a Dios sin interés, la segunda humildad.

H: La segunda que es poca humildad pensar que por nuestros servicios miserables se ha de alcanzar cosa tan grande.   

La tercera porque la verdadera predisposición para esto es el deseo de padecer y de imitar al Señor y no los gustos. La cuarta lo que hemos dicho, que Dios no está obligado a dárnoslo como está obligado a dar la gloria a quien cumpla sus mandamientos. Y la quinta, porque trabajaremos en balde.

JM: Todo esto lo recoge el taoísmo y el budismo. Esas dos escuelas recogen lo mismo, se resume en trabajar sin esperar recompensa.

H: Bueno, aquí es solo por el hecho de servir a Dios y de amar a Dios. Eso ya es en sí mismo una recompensa.

JM: Es muy de san Agustín también eso, ¿no?

H: Vamos a ver, el solo hecho de servir a Dios, amarle y estar lleno de Él es una recompensa, pero también el cielo es una recompensa. Lo que ocurre es que estas almas que están tan enamoradas de Dios no miran a la recompensa, solo vivir de amor les llena. Pero la vida eterna también es un premio para el que sirve a Dios, porque sin motivación no hacemos nada.

Y con esto se acaba el segundo capítulo.

JM: Vale. Habla también mucho de la meditación. ¿Meditación y oración tiene el mismo significado aquí?

H: No, no es lo mismo la meditación que la oración, pero la meditación es el camino para la oración.

JM: ¿Y qué es la meditación?, ¿Puedes explicar un poquito eso?

H: La meditación es cuando uno lee o piensa sobre lo que ha leído, para comprenderlo bien, para llevarlo a su vida, sobre la doctrina de la Iglesia, sobre el evangelio, etc.

JM: ¿Se parece a la reflexión?

H: Más o menos, pero con otro matiz. Tú coges un libro, por ejemplo, uno de santa Teresa, estás leyendo Las Moradas y te pones a meditar sobre lo que santa Terea dice. No solo es leerlo, luego tú haces tú reflexión, lo rumias. Y la oración es cuando ya, después de la meditación le pides a Dios que te conceda esas gracias, sobre las que has leído. La meditación sin la oración queda incompleta. Porque la oración es un diálogo entre dos, entre Dios y el alma, y la meditación no. En la oración hablas con Dios sobre lo que has leído.

Ahora ya vamos al tercer capítulo. Habla de los efectos de la oración. Lo que pasa es que santa Teresa se hace un lío…

JM: ¿Uno nada más? Tiene unos pocos de líos.

Risas.

HM: Es que es siglo XVI. Para empezar ella se pone a escribir tal como piensa, tal como habla. No lo hace de forma metódica ni ordenada porque no tenía estudios. Y no existía el Word, que tú si te equivocas te vas para atrás. Ella escribía en papeles sueltos y lo escrito, escrito está. Entonces, se hace un lío porque empieza a hablar de la oración de recogimiento que es anterior a lo que estamos hablando en las cuartas moradas y ella misma dice que se le había olvidado.

JM: Vale, lo entiendo ahora. Porque yo ya no sabía por dónde iba.

H: Claro, y luego más adelante vuelve a retomar las cuartas moradas. Pero viene a ser lo mismo, la oración de recogimiento viene a ser lo que hemos dicho de los contentos y después los gustos sería la oración de quietud.

Vamos a empezar por los efectos de la oración de quietud, que es un recogimiento sobrenatural, que solo lo da Dios. Ya el alma empieza a estar recogida y el Rey con un silbo suave hace que conozcan su voz y que no anden tan perdidos, sino que se tornen a su morada.

Hace una comparación con el silbo de un pastor, que hace que el alma se recoja hacia dentro. Esa es la oración de quietud. Pero sigue diciendo lo mismo, que lo que hay que hacer es no discurrir, si no “pedir como pobres necesitados delante de un grande y rico emperador y luego bajar los ojos y esperar con humildad”[9]. Vuelve a lo mismo, que son cosas que no dependen de ti, que ya es sobrenatural. E incluso dice que procure atajar el discurrir del pensamiento, procure porque a veces no se puede.

Y ahora vuelve a hablar de los efectos de la oración de recogimiento, los efectos que son un ensalzamiento del alma, una gran confianza que le queda de que ha de gozar de Dios y nunca le va a perder. El temor de hacer penitencia, de pasar trabajos es más templado. O sea, que ya no piensa que por hacer penitencia va a perder la salud. También hay que tener en cuenta que en aquella época hacían penitencias más brutales, que estamos hablando de otra época. Que hoy en día nadie hace una penitencia que le haga perder la salud. Pero dice que el alma ya no le tiene tanto miedo, porque ya ve que Dios le ayuda y ya no tiene tanto miedo.

Otros efectos de este estado son que se tiene ya por más miserable y los gustos del mundo los tiene por basura.

Termina con un aviso, que quien se viere en este estado se guarde mucho de ponerse en ocasiones de ofender a Dios. Como puedes ver, santa Teresa aconseja esto continuamente, que no piense un alma que, por muy subida que esté, lo tiene todo hecho. Porque además el demonio a estas almas las combate más que a otras a quienes Dios no les da estas gracias extraordinarias, porque estas almas salvan a muchas otras.

Y con esto doy por finalizado el comentario a las cuartas moradas.

JM: Muy bien, la próxima semana las quintas, que tiene cuatro capítulos.

H: De acuerdo.

JM: Pues nada, chicos, lo dicho y hasta la próxima.



[1] 4M 1,2.

[2] 4M 1,3.

[3] 4M 1,7.

[4] 4M 1,7.

[5] Se refiere a la reunión semanal del círculo de filósofos al que pertenece.

[6] 4M 2,6.

[7] 4M 2,9.

[8] 4M 2,9.

[9] 4M 3,5.


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